Hotel Royal, tomado…

El sonido venia impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la puerta antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
—Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
—¿Estás seguro?
Asentí.
—Entonces —dijo recogiendo las agujas— tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.

Fragmento de Casa tomada (Julio Cortázar)

Datos para el viudo

Ya hacía un buen rato que Pierri se había despedido con un breve apretón de manos. Ni amistad ni reconciliación; ni siquiera cortesía. Fue simplemente el obligado restablecimiento de esa nada que había existido entre ellos, la vuelta a las mismas preguntas, al peor aislamiento. De modo que ella tampoco había querido a Pierri. De modo que éste no era el enemigo.

Datos para el viudo – Mario Benedetti

Todos contra el cáncer…

El 15 de febrero es el día de lucha contra el cáncer infantil, ese día en la plaza del Milenio en la ciudad de Mar del Plata, se convocó a toda la gente para crear conciencia.
En ella estuvo presente Paanet una ong, que ayuda a los niños y familiares de niños internados que están haciendo sus tratamientos ambulatorios en la ciudad. También estuvieron  Lanitas de Luz y Hazme reir, entre otros.
Gracias a todos los que fueron, a los que se involucran día a día, a los que ayudan, y a los que sacan una sonrisa a estos pequeños guerreros! Esto es amor!

Noche mágica en parque Lezama

«Parque Lezama» dirigida y adaptada por Juan José Campanella, nos ayuda a poner los pies en la tierra y empatizar con estos dos grandes actores, que nos hacen reflexionar, reir y emocionarnos en las dos horas que dura la obra.
Todo gira entre el compromiso de uno de los personajes, y el conformismo por parte del otro. La lucha constante y la resignación como posibilidad de subsistir, en este mundo que va cambiando rápidamente.
Gracias Luis Brandoni y Eduardo Blanco, por compartir su arte!!

Pero recomienzo…

«Me paso la vida sin hacer nada útil, cultivando unos pocos amigos, admirando a unas pocas mujeres, y levantando con ello un castillo de naipes, que se derrumba cada dos por tres.
Plaf, todo al suelo. Pero recomienzo, sabe usted… recomienzo».

Julio Cortázar, Los premios.

Aquella pequeña casilla de madera…

El techo desapareció, el número de la calle no está y definitivamente se cerró la puerta.
El viento se lleva las últimas fotos y papeles tirados en la entrada de la pequeña casa. Y todo hace pensar que pronto, sólo quedarán maderas y vestigios de algo, que una vez fue una casa de familia.
Que las almas que vivieron ahí, vuelen bien alto y encuentren la paz.

Dedicado a Verrino, Coca y hermanas.

Inocentes!

Ferdinando Nicola Sacco (22 de abril de 1891 – 23 de agosto de 1927) y Bartolomeo Vanzetti (11 de junio de 1888 – 23 de agosto de 1927) eran dos inmigrantes italianos, trabajadores y anarquistas, que fueron juzgados, sentenciados y ejecutados por electrocución el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts por el presunto robo a mano armada y asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree, Massachusetts.

http://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Sacco_y_Vanzetti

El corazón delator

Había tres caballeros, que dijeron ser oficiales de la policía. Con suma cortesía me explicaron que durante la noche un vecino había escuchado un grito, y ellos estaban investigando la posibilidad de algún delito. Habían recibido el aviso en el cuartel -dijeron- y los habían comisionado para registrar el lugar.
Sonreí. No tenía nada que temer. Di la bienvenida a los agentes y les hice saber que, en efecto. había sido yo quien había gritado porque había tenido una pesadilla. Les expliqué que el viejo se había ausentado al campo y acompañé a la policía a recorrer la casa al tiempo que los instaba a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente los conduje hacia la habitación del dueño de casa, donde pudieron ver sus pertenencias intactas, y cómo cada cosa estaba en su lugar. Entusiasmado con mis propias confidencias llevé sillas a la habitación e invité a los agentes a que descansaran allí mientras yo mismo, ensoberbecido por mi perfecta victoria, colocaba mi silla sobre los tablones que horas atrás había removido: en el exacto punto bajo el cual posaba el cadáver de mi víctima.

Edgar Allan Poe (fragmento del cuento «El corazón delator»).

Hacer la compra para toda la familia, también es trabajar

En la usina…

No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá  un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama.

Fragmento de «El río», Julio Cortázar